El duelo es una respuesta de adaptación emocional que se presenta al experimentar una pérdida significativa que implica un impacto a nivel físico, psicológico, emocional y social en la vida de las personas. Usualmente lo asociamos a la muerte de un ser querido, pero puede presentarse ante el deterioro de la salud, la ruptura de una relación, un despido o por cambios bruscos en el estilo de vida. Dichas pérdidas generan un estado de desorganización emocional en el que es esperado sentir emociones como tristeza, enojo, ansiedad, culpa y aislamiento, lo cual es válido y necesario para poder adaptarse. En cierta medida, el dolor nos empuja a estar con nosotros mismos, con los recuerdos, con los porqués, repasando la experiencia de la pérdida. Anima a la introspección y al llanto, dos factores que son de gran ayuda para la asimilación y aceptación.
El proceso es cambiante, con subidas y bajadas, inclusive se puede tener la percepción de estar retrocediendo, aunque esto es parte de su resolución. No necesariamente hay un orden determinado para experimentarlo; Existen aspectos generales que todos los duelos comparten, como las emociones, pensamientos, sensaciones y conductas que pueden compartirse entre los dolientes, pero los matices de cómo afrontar la pérdida son únicos. Esto hace que el trabajo de duelo sea personal, y se lleve a cabo mediante los recursos personales, materiales, fortalezas y características propias. (1)
Por lo anterior, vale la pena tener en cuenta que no existe una forma correcta o incorrecta de llevar a cabo el trabajo de duelo, pero sí podemos realizar acciones para afrontarlo de una mejor manera, por lo que esta lista de estrategias de autocuidado puede ser de mucha utilidad: (2,3)
- Cuidarse todo lo que sea posible : Comer bien, hacer ejercicio y descansar ayudará a superar cada día ya seguir adelante.
- Darse tiempo y espacio para sentir tristeza y dolor ; Evadir estas emociones solo genera bloqueos.
- Los horarios, rutinas, hábitos y costumbres son buenos aliados : no hay que forzarlo, pero es importante retomarlos progresivamente según se vaya estando preparado.
- Aceptar y expresar los sentimientos ayuda para poder comprender qué ha sucedido, tomar conciencia e ir aceptando la situación. Negar lo que ocurrió lleva al aislamiento fácilmente y puede a la vez frustrar a las personas que forman tu red de apoyo.
- Asumir la realidad de la pérdida: Esta tarea significa dejar fluir la tristeza y las lágrimas inherentes a la sensación de vacío y soledad, pero no quedarnos en ellas sino afrontarlas con sentido de esperanza, es decir, asumiendo que, si no podemos cambiar una situación , nos corresponde cambiar a nosotros.
- Recursos de apoyo disponibles (familiares, amigos, vecinos, grupos de autoayuda): Si es necesario en las primeras fases, solicita ayuda en tu entorno más cercano para facilitar la toma de decisiones, pasar tiempo juntos y sentirte acompañado.
- Mantenerse activo: esto proporciona un descanso mental al favorecer la neutralidad emocional.
- Aprender a Integrar los cambios/construir una nueva identidad: dar un significado a estos cambios e integrarlos a una rutina diaria.
- Exprésate a través del arte, música, escritura o cualquier actividad que disfrutes.
Si consideras que requieres acompañamiento, te invitamos a agendar una sesión con un consejero es confidencial y gratuita.
Referencias bibliográficas.
- Kübler-Ross, E., Kessler, D (2006). Sobre el duelo y el dolor: cómo encontrar sentido al duelo a través de sus cinco etapas. Luciérnaga. Edición enero 2016. Abrir enlace
- Worden W. El tratamiento de duelo: asesoramiento psicológico y terapia. Paídos, Barcelona, 1997. Abrir enlace
- Figueroa, MJ, Cáceres, R., & Torres, AG (2020). Duelo. Manual de capacitación para acompañamiento y abordaje de duelo. El Salvador: Fundación Silencio (FUNDASIL)-UNICEF . Abrir enlace